jueves, 24 de febrero de 2011

José Cibrián


poseía la apostura y la caballerosidad tanto para encarnar tiernos y melancólicos galanes como para insertarse en la piel de villanos de dura mirada y de violentos designios. Su voz, de hondo dramatismo, unida a esa natural forma de actuación, le permitieron también transitar por personajes de la dramaturgia clásica en el teatro o para enamorar a tiernas adolescentes en la época de oro de nuestra cinematografía en tanto que, convertido en uno de los pioneros de la televisión, paseó por la pantalla chica su talento, que desconocía géneros y desdeñaba lo trivial para demostrar que para él la palabra actor presuponía pasión constante y estudio permanente.

Había nacido como José Rafael Cibrián en Buenos Aires el 25 de febrero de 1916, durante una de las giras de sus padres –los actores españoles Benito Cibrián y Pepita Meliá– por América. Sus primeros estudios los realizó en España y a los 19 años, atraído por la magia de la profesión de sus progenitores, se dedicó al teatro y abandonó su carrera de ingeniería. Sus primeros papeles ya lo foguearon en lo que luego sería su profesión hasta que, en 1939, al concluir la Guerra Civil Española, emigró a México con su familia.

Allí desplegó una intensa actividad desde el momento en que le tocó interpretar a Jesús en una representación de la Pasión, con motivo de celebrarse la Semana Santa. La repercusión obtenida por este trabajo hizo que el espectáculo se prolongase durante seis meses, y cuando se decidió su traslación al cine fue elegido para encarnar al mismo personaje en “Jesús de Nazareth”, con la dirección de José Días Morales. Corría 1942 y José Cibrián ya se estaba ubicando como un galán destacado en el séptimo arte mexicano. Formó pareja con importantes actrices aztecas, entre ellas María Félix en “La monja alférez”, de Emilio Gómez Muriel (1944); Charito Granados en “El secreto de la solterona”, de Miguel M. Delgado; Susana Guizar en "Más allá del amor", de Adolfo Fernández Bustamante, ambas de 1944; Mapy Cortés en "La hija del regimiento", de Jaime Salvador, rodada ese mismo año; Leonora Amar en "El desquite", de Roberto Ratti (1945), y con Mapy Cortés en "La hija del regimiento", de Jaime Salvador (1944), "Los maridos engañan de 7 a 9" y "No te cases con mi mujer" (1946), ambas de Fernando Cortés.

En 1945, y también en México, acompañó a la argentina Amanda Ledesma en "Soltera y con gemelos", con la conducción de Jaime Salvador, y a Ana María Lynch en "El puente del castillo", de Miguel M. Delgado. Un año después protagonizó "Como tú ninguna", rodada en Cuba. Su filmografía mexicana se completa con "Santa", de Norman Foster; "El hombre de la máscara de hierro", de Marco Aurelio Galindo; "El globo de Cantolla" y "Así son ellas", ambas realizadas por Gilberto Martínez Solares; "Tribunal de justicia", de Alejandro Galindo; "La trepadora", de Martínez Solares; "Su gran ilusión", de Mauricio Magdaleno, y "La mujer que quería a dos", de Víctor Urruchúa.

Con Ana María Campoy, con quien Cibrián se casó en Guatemala en 1947, inició una amplia gira teatral por diversos países de América latina; el matrimonio llegó a Buenos Aires el 15 de diciembre de 1949. Desde entonces José Cibrián -ya Pepe para su entorno familiar y para sus admiradores- desarrolló su carrera en nuestro país, con una sola excepción: en 1972 volvió a México invitado por la actriz María Rivas para representar "El príncipe y la corista", de Terence Rattigan, y en el escenario del teatro Manolo Fábregas puso en escena "Noches de angustia", con Amparo Rivelles y Marty Cosens.

Presencia en la escena

Desde su presentación teatral argentina, en 1950, con "Una página en blanco", de Enrique Suárez de Deza, y "¡Cómo besa este hombre!", de Tristán Bernard, el actor intervino en más de un centenar de comedias tanto como actor como director y a veces en ambas funciones. La mayoría de las temporadas lo acompañó Ana María Campoy, y a estas piezas se les sumaron títulos tan emblemáticos como "Agua en las manos", de Pedro E. Pico; "La tercera palabra", de Alejandro Casona; "Mi bella dama", de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe; "La novicia rebelde", de Rodgers y Hammerstein; "Desnudar al desnudo", de Otilia de Ferrandiz; "¡`Sí, quiero!", de Alfonso Paso; "Oro y paja", de Barillet y Gredy; "Anillos para una dama", de Antonio Gala; "Cena íntima para tres", de Ives Chatelain, y "Ocho preguntas a un monarca", de Alfonso Paso.

Durante casi treinta años el nombre de José Cibrián ocupó las marquesinas de los teatros porteños y de infinidad de escenarios del interior. El cine, en tanto, no estaba ajeno a ese intérprete que unía un enorme talento tanto para el drama como para la comedia y una avasalladora popularidad.

Cuatros films de 1951 marcaron su incorporación a nuestra pantalla grande: "El extraño caso del hombre y la bestia", de Mario Soffici; "Escándalo nocturno", de Juan Carlos Thorry; "Los árboles mueren de pie", de Carlos Schlieper, y "El pendiente", de León Klimovsky. En 1955, y luego de una tregua frente a las cámaras, retornó al cine con "La noche de Venus", de Virgilio Muguerza. A ella le siguieron "Cubitos de hielo"; "Enigma de mujer", donde hizo pareja con la española Ana Mariscal; "La hermosa mentira", con Lolita Torres; "Reportaje en el infierno"; "La patota", "La cigarra no es un bicho", "Extraña ternura" (estas tres últimas dirigidas por Daniel Tinayre), film que descubrió el talento interpretativo de Egle Martin; "Con el más puro amor", "Los debutantes en el amor", "Pájaro loco" y "Gran valor en la Facultad de Medicina", que rodó en 1981 y constituyó el último título de su filmografía.

A lo largo de más de cuatro décadas de actuación tanto en el teatro como en el cine y en la televisión (ver recuadro), que consolidó su carrera artística, José Cibrián se constituyó en un nombre insustituible del espec- táculo argentino.

Un nombre que sembró amigos y cosechó cariño. Un nombre, en fin, que resumió el talento de componer con sólo un gesto o una mirada una heterogénea gama de personajes que ya son, hoy, todo un emblema de maestría y de desbordante pasión por el arte.

sábado, 19 de febrero de 2011

Amanda Ledesma


Había nacido como Josefina Rubianes Alzuri en Buenos Aires, y desde su adolescencia supo cultivar esas canciones melancólicas que hablaban, al compás de una música tanguera o de sones valsísticos, de amores contrariados y escenografías con sabor a patios y madreselvas.

Resuelta ya su vocación artística a partir de su triunfo en un concurso de cancionistas realizado en la sala del Gaumont, Amanda Ledesma comenzó su trayectoria en radio, donde logró no sólo la atención de un público numeroso, sino también importantes contratos para actuar en las radios Prieto, Stentor y Excelsior, donde fue acompañada por el maestro Miguel Caló.

El teatro de revistas, necesitado de nuevas y jóvenes figuras, la convocó para varios de sus espectáculos, y así Amanda Ledesma transitó por los escenarios del Maipo, del Porteño y del Nuevo, donde demostró su ya cada vez más madurado oficio de actriz y de cantante.

Mientras tanto, el cine sonoro marcaba sus primeros pasos en un arte que no tardaría en atraer multitudes, y Argentina Sono Film, tras su éxito de "Tango", decidió proseguir por esa línea popular que había fundado Angel Mentasti, que no vaciló en contratar a Amanda Ledesma para uno de los personajes principales de "Dancing", que cimentaba la futura trayectoria de esa productora: las estrellas por encima de todo.

La senda del triunfo

Corría 1933 y la serie de películas nacionales traspasaban las fronteras argentinas. Amanda Ledesma, que proseguía su carrera como cantante, participó, dos años después, en el elenco de "Canillita", que impuso definitivamente el nombre de Luis Sandrini como el máximo exponente de la comicidad en la pantalla.

En 1937 la cantante y ya hábil actriz, actuó en "Melodías porteñas", otra cabalgata de tangos unidos por una elemental anécdota, y en 1938 demostró sus ya maduras condiciones interpretativas en dos producciones donde formó pareja con Floren Delbene, uno de los galanes preferidos del gran público: "El último encuentro" y "Senderos de fe".

En 1940 Amanda Ledesma, en la cúspide de su triunfo, protagonizó "El astro del tango" y "De México llegó el amor". Sus más recordadas interpretaciones fueron en "Papá tiene novia", de Carlos Schlieper; "Peluquería de señoras", otra vez junto a Luis Sandrini, y "La novela de un joven pobre", con Hugo del Carril y dirigida por Luis Moglia Barth.

Posteriormente viajó a los Estados Unidos, donde permaneció varios años, y a su vuelta a la Argentina, en 1941, encabezó el reparto de "Mañana me suicidio", dirigida por Carlos Schliper, donde demostró sus condiciones de hábil comediante.

Paralelamente retomó su vocación de cantante, y con la orquesta de Héctor Stamponi recorrió Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Cuba. Poco después se instaló en México, país en el que residió por más de diez años.

Allí actuó, vestida impecablemente de blanco, con organzas y bordados, diversos espectáculos teatrales donde, además de cantar, contaba anécdotas y realizaba algunos diálogos con el público.

En su estada mexicana grabó numerosos temas musicales, algunos en dúo con Jorge Negrete, de quien fue su pareja en el film "Cuando quiere un mexicano".

Estrella internacional

Su trayectoria tenía ya dimensión internacional. En aquel país rodó, además, otras ocho películas, la última en 1949. Sin embargo, su estrellato comenzó a eclipsarse y decidió, al cumplir sus bodas de plata con el espectáculo, retirarse de la actividad artística.

Retornó a la Argentina y se cerró en un total mutismo. Eludió a los periodistas y al público, que todavía recordaba sus actuaciones, y convirtió su departamento del barrio de Almagro en una fortaleza inexpugnable. Su cabellera rubia, sus ojos melancólicos y su figura estilizada se transformaron en un nostálgico recuerdo del que, con los años, sobrevivieron a través de una trayectoria inserta en cándidos personajes, en canciones de difícil olvido y en una vida privada siempre alejada de los escándalos y de las revistas del corazón.

Su nombre y su apelativo de "la diosa rubia del tango" son, ya, míticos elementos de una estrella que apagó su luz para quedar, como signos indelebles, retratada en sus personajes cinematográficos y en un abanico de canciones -tangos, boleros, rancheras- que están registrados en centenares de discos que hoy, casi inhallables, perfiguran un repertorio que habla de la vida, de la esperanza y del amor.

ARGENTINO LUNA:UN GAUCHO NOBLE


, nació en los pagos gauchos de General Madariaga, provincia de Buenos Aires. En aquellos montes de tala, en aquellas lagunas, en esa vasta llanura de la pampa verde, seguramente templó la guitarra que lo llevaría a desandar los caminos de la patria y más allá de sus fronteras, Japón, Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Brasil, Uruguay. Hijo de padres campesinos, jamás olvidó la nacencia, es y será siempre un paisano tuyusero, hombre de los montes del Tuyú.

ARGENTINO LUNA llego a la canción, a la copla para quedarse en la memoria de su gente, de su pueblo, su voz y su guitarra ya son parte del paisaje cultural de los argentinos. El largo camino recorrido de su cancionero nos pone frente a un hombre y su destino.

ARGENTINO LUNA, sabe porque canta y sabe a la manera de Violeta Parra que su propio canto es el canto de todos. Más de trescientas canciones grabadas, huellas, milongas, zambas, canciones, triunfos, cifras y poemas entre otros ritmos criollos han hecho nido en la guitarra de este poeta, andariego y soñador.

La radio, la televisión, el disco lo tienen como un consecuente visitante, desde el año 1968 que se inauguró en una sala de grabaciones no ha dejado de hacerlo hasta la actualidad, estos son los títulos de algunos de sus discos. Con guitarra prestada -- perdón , padre -- payador , patrón del canto – cartas de muchos – algo que quería decirte – eterno amante del alba—vida , pasión , casi muerte del gaucho – apenas si soy cantor – soy de un pago tristeza – linda yunta pal arao -- la raíz de mi canto -- un cantor en soledades – por el credo de Atahualpa – en tu homenaje mujer – cuando callas por amor – canto a la Patagonia – por si se te olvida – del algarrobo al ombú – ansia – argentino y bien parido -- razones – me preguntan como ando – el duende de las guitarras – tajo a tajo – la copla es canto del pueblo – el campo también es patria

Con su permiso don Carlos, estos son algunos de los discos grabados por argentino luna en su larga carrera discográfica.

Los Chalchaleros, Ramona Galarza, Alberto Marino, Jorge Cafrune, Hernán Figueroa Reyes, Los Peregrinos, Los Quilla Huasi, Soledad, Alfredo De Angelis, Los Cuatro de Córdoba han llevado al disco obras de este autor. Sería muy difícil enumerar la cantidad de obras de su autoría grabadas por él mismo, desde aquella primera “Zamba Para Decir Adiós”, “Pero el poncho no aparece”, “Mira lo que son las cosas”, “Mire que es lindo su país paisano”, “Todo el amor que te di”, “Me preguntan como ando”, “Que bien le ha ido”, entre otros temas salidos de la pluma de este poeta y cantor de la provincia de Buenos Aires.

Ha recibido los premios CHARRÚA DE ORO, CÓNDOR DE FUEGO, DISCO DE ORO, CARLOS GARDEL, KILMES, APACHETA (en nombre de los pueblos originarios), “SENTIDO DE LA VIDA 2009” (entregado por la escuela de psicoanálisis y logoterapia) junto a Nelson Mandela en Septiembre de 2010 entre otras distinciones; también lleva su nombre el escenario de la Fiesta Del Gaucho en su pueblo natal y ha sido nombrado ciudadano ilustre de General Madariaga.

“He sido y seré habitante de los silencios de mi pueblo, ellos guardan mi cancionero, he sembrado en buena tierra, el corazón de mi gente a hecho germinar la semilla de la copla, canto y seguiré cantando porque ese ha sido el destino que elegí o me eligió, solamente soy, un paisano cantor de los pagos de Madariaga, de allí partí un día para volver mejor, como dijo el poeta”. Esto dice ARGENTINO LUNA mientras sigue andando de pueblo en pueblo, búsquelo en algún escenario o en algún silencio, que allí lo encontrará.

Mariano Mores


Compositor, pianista, director de orquesta y actor argentino nacido en el barrio de San Telmo, de Buenos Aires. Estudió en el conservatorio D'Andrea de su ciudad natal y a los catorce años ya trabajaba en un café de la calle Corrientes. Fue componente del conjunto criollo La Cuyanita, del Trío Mores, con quienes estrenó sus primeras composiciones y pianista junto a Roberto Firpo. En 1948 debutó con su propia orquesta. Entre sus obras destacan, Cuartito Azul (1939) su primer tango; En esta tarde Gris (1941), Tu piel de jazmín (1941), Grisel (1942), Uno (1943), su primer gran éxito junto a Enrique Santos Discépolo; Cada vez que me recuerdes (1944), Cristal (1944), Sin palabras (1946), Tanguera (1947), Cafetín de Buenos Aires (1948), Una lágrima tuya (1949), El Patio de la Morocha (1951) y La Calesita (1953). Mariano Mores formó el sexteto rítmico moderno (piano, bandoneón, guitarra eléctrica, órgano, percusión y bajo), aunque logró sus más grandes éxitos con su orquesta de estilo sinfónico en la que predomina el piano y con ella viajó por todo el mundo. Su música, absolutamente innovadora, hizo escuela en las nuevas generaciones de músicos de tango

domingo, 13 de febrero de 2011

JORGE BARREIRO


Barreiro, nacido en Buenos Aires el 14 de mayo de 1930, debutó en el cine en "Lucía", una olvidada película de 1963, pero fue al año siguiente cuando alcanzó la cúspide de su popularidad a través de "El amor tiene cara de mujer", un teleteatro de Nené Cascallar.

En ese hito de la TV argentina militaban Delfy de Ortega, Rodolfo Bebán, Angélica López Gamio, Bárbara Mugica, Iris Lainez, Norma Aleandro y un jovencísimo e ignoto aún Arnaldo André, entre otras figuras de primera línea.

Su apostura y buen decir le valieron integrar el siguiente intento de Cascallar, "Cuatro hombre para Eva" (1966), un programa nocturno con temática masculina, cuyo cuarteto completaban Rodolfo Bebán, José María Langlais y Eduardo Rudy.

La pantalla chica contó también con él en el "Show Estándar Electric", "Sin palabras", "La historia de Celia Pirán", "Rolando Rivas, taxista", "Papá corazón", "Ese hombre prohibido", "Una promesa para todos", "Novia de vacaciones" y "Stefanía".

También actuó en "El oriental" (1982), junto a Alberto de Mendoza, "Señorita maestra", "No es un juego vivir", "Dos para una mentira", "La viuda blanca", "Amándote", "Esos que dicen amarse" y "Zíngara" (2000), su última intervención.

En el cine se lo vio en "Con gusto a rabia" (1965), "Hotel alojamiento" (1966), "Cuando los hombres hablan de mujeres" (1967), "íEsto es alegría!" (1967), "Matrimonio a la argentina" (1968), "Psexoanálisis" (1968) y "En una playa junto al mar (1971).

Actor versátil, ocupó tanto la comedia como el drama, en títulos que abarcan "Estoy hecho un demonio" (1972), "Siempre fuimos compañeros" (1973), "Los gauchos judíos (1974), "La mamá de la novia" (1978), "Comandos azules" (1979), "Una viuda descocada" (1980), "Los hijos de López" (1980), "Ritmo a todo color" (1980) y "Delito de corrupción" (1991).

En "Estoy hecho un demonio" (1972) estuvo al mando de Hugo Moser, quien dirigió la película inspirada en el tema musical homónimo de Francis Smith, fallecido el pasado febrero.

En "Había una vez un circo", del mismo año, trabajó junto alos payasos Gaby, Fofó y Miliki y hacía de padre de Andrea Del Boca.

Su amistad con Armando Bó determinó que integrara el elenco de varios filmes con Isabel Sarli, "Intimidades de una cualquiera" (1972), "Furia infernal" (1973), "El sexo y el amor" (1974), "Insaciable" (1976), "El último amor en Tierra del Fuego" (1979) y "Una viuda descocada" (1980), la última película de Bó, con Sarli y José Marrone.

También el teatro lo contó entre sus filas, y se recuerda cuando salió "al toro" en 1974 para sustituir a Guillermo Murray, quien había desertado de "Constancia", protagonizada por Mirtha Legrand en el ex teatro Estrellas.

Barreiro actuó también junto a su gran amiga Libertad Leblanc en "Donde duermen dos, duermen tres", y cumplió giras por todo el país junto a figuras como Osvaldo Pacheco, Arnaldo André, María de los Angeles Medrano y María Concepción César.

viernes, 4 de febrero de 2011

Falleció la figura de "Último tango en París" Tenía 58 años. Se consagró junto a Marlon Brando en el film de Bertolucci


La actriz francesa María Schneider, protagonista junto a Marlon Brando del filme "Último tango en París", murió este jueves en París a los 58 años a causa de una larga enfermedad.

La actriz tenía 19 años cuando encarnó la heroína del filme dirigido por el cineasta italiano Bernardo Bertolucci, que se estrenó en 1972 y que causó un escándalo. En los '70 Schneider tuvo problemas con las drogas (cocaína y heroína) y tuvo que afrontar otro escándalo, esta vez más personal todavía, por su relación amorosa con Joan Towsend, hija del dueño de la compañía de alquiler de autos norteamericana Avis. Fue la primera vez que una actriz famosa declaraba mantener una relación con otra mujer. La escena más polémica del film que la consagró fue cuando Brando le colocoba mantena en el ano. "Los efectos de esas escenas se acaban notando tarde o temprano", reconoció años más tarde. "Bertolucci me utilizó. Por aquel entonces, yo era de las que pensaba que el desnudo era bonito. No tenía problemas en quitarme la ropa. Pero Bertolucci me atrapó con sus fantasías para intelectuales", agregó.